Este brindis por ellas, por las personas tristes,
por las que están tan solas detrás de una ventana,
por el hijo que llora la partida de un padre,
por las madres que dejan la vida contestada.
Por Amalia, que bebe cuando no la ve nadie,
para ver si soporta la vida que le queda.
Por tu suegro, que sigue después de jubilado
trabajando tan duro para poner la mesa.
Por el beso que nunca pusieron en tu boca,
por el “te quiero” dulce que nunca se te dijo,
porque no haya fronteras en el alma de nadie,
por el padre que espera la llamada de un hijo.
Por tu mirada noble, por tus piernas cansadas,
por aquellos que solo se mueven por dinero,
para que rectifiquen y puedan ser felices,
por los que me han herido, porque también los quiero.
Por los niños y niñas de la faz de la tierra,
para que estén a salvo de cualquier sufrimiento.
Por los que tienen odio, por los que tienen rabia,
por los que tienen ira, de veras que lo siento,
porque se están perdiendo la verdadera vida,
la del “perdón hermano”, la del abrazo fuerte,
la de vivir riendo, la de vivir cantando,
la de vivir bailando, la del amor urgente.
Este brindis, por esos que solo se aprendieron
de todo el diccionario una palabra: MÍO.
Por los que se rindieron, por los que no pudieron,
por los que tienen hambre, por los que tienen frío.
Por Dolores, que tuvo que cerrar su negocio,
por Amparo, que llora sin que el mundo se entere.
Por Manuel, que ha encontrado después de tantos años
al amor de su vida, por Ana, por Mercedes.
Brindemos por aquellos que no tuvieron suerte,
que se quedaron lejos de alcanzar su futuro.
Porque no pase nunca delante de tus ojos,
sin pararme a decirte que me duele lo tuyo.